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Bioprospección del microbioma del panel solar

Esta semana se ha publicado en la revista científica internacional Frontiers in Microbiology uno de nuestros últimos trabajos de bioprospección centrado en la microbiota que habita en las superficies de las placas solares. Este ambiente extremo se caracteriza por sufrir elevadas cantidades de irradiación solar, desecación y fluctuaciones de temperatura, resultando en una adaptación a estas condiciones de los microorganismos que habitan en ella. Una de las formas de sobrevivir a los efectos de la radiación es la acumulación de pigmentos, en particular, de carotenoides, que son muy interesantes tanto por su alto valor comercial como por su capacidad antioxidante.
En este trabajo hemos aislado, a partir de la superficie de placas solares localizadas en la Universidad de Valencia, 68 microorganismos (la gran mayoría pigmentados) pertenecientes a 20 géneros microbianos diferentes. De esta colección se seleccionaron un total de 14 aislados (eliminando aquellos patógenos o patógenos oportunistas) para realizar pruebas de estrés oxidativo en Caenorhabditis elegans, un nematodo que se utiliza a menudo como organismo modelo y que presenta una serie de ventajas respecto a otros organismos modelo, incluyendo su pequeño tamaño y simplicidad, su ciclo de vida corto y el bajo coste económico. Además, se alimenta de microorganismos, lo que implica que se le pueden dar de comer nuestras cepas pigmentadas seleccionadas.
Un total de 10 de los 14 aislados demostraron proteger a C. elegans frente a estrés oxidativo, siendo los mejores Planomicrobium glaciei PS1, Rhodobacter maris PS21, y Bacillus megaterium PS75, que proporcionaron entre 57-78 % de supervivencia respecto a los gusanos alimentados con una dieta control, cuya supervivencia media fue del 37 %. Estos aislados demostraron, además, proteger a C. elegans contra la radiación ultravioleta, y una análisis de los carotenoides que contienen estos microorganismos reveló la presencia de carotenoides incoloros, como fitoeno y fitoflueno, así como de carotenoides con color, como β-cryptoxantina, adonirubina, cantaxantina, astaxantina y β-caroteno.
Estos resultados revelan la gran capacidad antioxidante de los microorganismos que habitan en la superficie de placas solares, así como su potencial biotecnológico debido a la producción de carotenoides de alto valor comercial.